Hace tres años Alan (33) tenía en Buenos Aires, Argentina, un buen estilo de vida: trabajaba de forma estable como analista funcional en el área de sistemas de un banco. Como era un trabajo remoto que podía hacer desde su casa –algo inusual en tiempos pre pandemia-, pudo rendir las últimas materias que le quedaban para recibirse como Licenciado en Sistemas y ocupar un tiempo extra para dedicarse a otras cosas que antes lo tenía destinado a la facultad.
Alan sabe que su situación en Argentina era un poco “distinta” a otras historias de argentinos que decidieron irse a vivir a otro país, “dejándolo todo”. En su caso, el motivo para irse queda plasmado en la siguiente frase: “Argentina no era un país para mí”.
En su decisión influyeron cuestiones políticas, sociales y de desarrollo personal, ligadas también al pensamiento de que los esfuerzos no eran bien valorados ni retribuidos. Como siempre tuvo la idea de irse a vivir a otro país, buscó varias alternativas para lograrlo una vez que se haya graduado. Investigó acerca de los procesos en Nueva Zelanda, Australia y otros países.
Pero fue a mediados del 2018 que se le abrieron las puertas: le ofrecieron a su pareja una oferta de trabajo para irse a vivir a Vancouver, Canadá, en la misma empresa tecnológica en la que estaba trabajando en Argentina. Fue un sí rotundo, una oportunidad de esas que no se desperdician.
-¿A qué tipo de visa aplicaste?
-Apliqué a la “Open Work Permit”, es un permiso de trabajo abierto que se les ofrece a los miembros de la familia de quien es el aplicante principal. En este caso mi pareja tenía su permiso de trabajo que se lo patrocinó la empresa donde trabajaba, y al tener ya este permiso de trabajo me dio la posibilidad a mí de poder aplicar al permiso de trabajo abierto.
Lo bueno de esta visa es que te da la oportunidad de trabajar de cualquier cosa una vez que llegás a Canadá, puede ser que quieras trabajar de lo mismo que estabas trabajando o como barista en Starbucks. Como ya cumplí un año de trabajo calificado, pude aplicar para la residencia permanente y después de seis meses me la dieron.
-¿De qué forma te preparaste para hacer las valijas?
-Cómo llevar toda tu vida en dos valijas es algo que todos los que emigramos lo pensamos. En principio, lo que hice fue sacar todo lo que tenía de los placares y dividirlo en 3 “pilas”. Una que era “sí”, otra “definitivamente no” y la otra “capaz”. De más está decir que la pila que más cosas llegó a tener era la de “capaz”.
Un par de semanas antes empecé a poner cosas en cada pila que tenía armada en el living e iba poniendo y sacando dependiendo el día. Hasta que llegó el día de armar las valijas y todo se redujo al peso. Otro punto interesante es que como nos íbamos a vivir a un lugar que no estaba amoblado ni tenía las cosas que uno usa en la vida diaria, eso también lo contemplé cuando estaba armando las valijas. Por ejemplo, me traje cuchillos y otros elementos que uso para cocinar.
-¿Cómo te manejaste al llegar en aspectos como alojamiento, transporte y gastos?
-Mi pareja se fue un mes antes que yo, por lo tanto ya tenía departamento donde iba a vivir y había comprado también las cosas básicas para empezar. El departamento lo alquilamos desde Argentina. Utilizamos Craigslist, que es la página que se usa acá para alquilar departamentos. Esto fue un tema porque en Argentina estás acostumbrado a dudar de todo y necesitás que esté todo triple firmado por escribano para asegurarte de que no te van a estafar. Pero la dueña fue súper honesta, nos demostró los documentos de la casa y así fue como la alquilamos en principio por un año.
En cuanto al transporte en Vancouver está el Skytrain, es como el subte que te lleva a todos lados, y también hay colectivos que van por toda la ciudad. Al principio me movía mucho con el Skytrain, más cuando tenía que ir a las entrevistas de trabajo. Pero lo bueno es que estábamos viviendo en el centro y recorríamos todo caminando.
Creo que, como en varios lados, el mayor gasto siempre es el alquiler, que saca aproximadamente un 25% de tu sueldo. El resto de las cosas es bastante accesible: comidas, salidas y demás es algo que podés hacer tranquilamente y dejar también un poco para el ahorro.
-¿Y en cuanto al idioma, ya tenías conocimientos previos en Argentina?
-Sí. Estudié ingles desde la primaria y siempre vi series y películas en ingles que me ayudaron a entender mejor y estar más preparado. También tuve trabajos que requerían del inglés, a veces más que el español. Lo que sí me cuesta un poco más es escribir documentos formales o presentaciones para el trabajo. Pero como todo, a través de la experiencia, uno va mejorando y aprendiendo.
-¿Cómo conseguiste trabajo?
-Por suerte pude conseguir trabajo haciendo lo mismo que en Argentina. Ahora, no fue fácil conseguirlo por varios factores. El primero es la simple oferta – demanda, porque el mercado para puestos de trabajo en tecnología es bastante competitivo. Entonces le di un enfoque nuevo a mi currículum y a cómo estaba abordando las entrevistas para poder tener más ventaja.
Otro de los factores tuvo que ver con la falta de experiencia laboral en Canadá. Honestamente, a menos que estés recomendado por alguien de la empresa, la gente de RRHH no se guía mucho por la experiencia que hayas acumulado en otro país. Por suerte, luego de tres meses de ir a entrevistas y mandar currículums, pude encontrar trabajo full time en una empresa que se interesó en la manera en que mi experiencia podía aportarle algo nuevo a la cultura del lugar.
-¿Qué más nos podés comentar sobre tu trabajo?
-Tengo trato constante con canadienses por los tipos de proyectos que hacemos en la empresa: implementamos sistemas que ayudan a manejar refugios y asistencia social en comunidades indígenas. Lo bueno de Canadá es la diversidad que hay, trabajo con gente de otras partes del mundo: Nueva Zelanda, Australia, India, Corea del Sur, China, Irlanda, entre otros.
Antes de la pandemia iba todos los días en auto a la oficina y ahora, en época de pandemia, voy aproximadamente 3 días al mes. Como ya tenía experiencia en la modalidad de home office, la transición fue un poco más fácil y no me generó tanto impacto. La empresa tiene una mirada más flexible en donde la oficina está abierta y cada uno puede ir si quiere a trabajar ahí.
-Además de tu empresa, ¿de qué forma impactó el coronavirus en Canadá?
-El COVID impactó de igual manera que en todo el mundo. Las empresas, en especial las de tecnología, empezaron a darles a sus empleados la posibilidad de seguir trabajando desde sus casas.
En cuanto a los negocios, al principio cerró todo porque la gente no sabía cómo proceder ni cómo seguir atendiendo a la gente, así que lo único que quedó abierto eran los supermercados y las farmacias. Con el tiempo, el gobierno empezó a dar ciertos lineamientos para que puedan volver a abrir todos los negocios. Entonces ahora hay restaurantes, gimnasios y locales abiertos pero siguen las políticas de distanciamiento y de usar barbijo. Por suerte la gente respeta mucho y uno se siente seguro cuando tiene que ir a este tipo de lugares.
-Hace dos años y medio vivís en Vancouver ¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta de tu vida allá?
-Lo que más me gusta es, sin duda, el acceso a la naturaleza y la diversidad de actividades. Por un lado hay playas y a una hora de acá están las montañas, que en verano podés ir a hacer trekking y en invierno podés ir a esquiar. La gente es súper amable y siempre está dispuesta a ayudarte. Lo que menos me gusta tiene que ver con el manejo de la ciudad. A veces siento que podrían hacer mucho más por evitar cometer errores que ya se cometieron en otras ciudades en crecimiento. Vancouver es una ciudad chica que en poco tiempo tuvo un crecimiento exponencial de población y el desarrollo en infraestructura no acompañó.
-¿Qué fue lo que más te sorprendió de tu nuevo estilo de vida?
-Un shock inicial que tuve, por ejemplo, fue estar caminando por la calle y recibir saludos por parte de gente que no conocía. Esto habla de la educación que tienen acá como sociedad. Ni hablar de la seguridad, caminar a la noche sin tener que estar mirando constantemente para atrás.
Es más, una vez había ido a comprarle comida a mi perro y me la olvidé cuando estaba volviendo en el Skytrain. Cuando llegué a mi casa me di cuenta de que la perdí, pero igual volví a la estación y le pregunté a una persona que trabajaba en el subte si la habían devuelto, ¡me dijo que sí! Así que fue a buscarla a “objetos perdidos” y me la devolvió, algo impensado en otros lados.
-¿Qué recomendaciones podrías darle a quienes estén considerando emigrar a Canadá?
-Primer consejo: no lo duden. Canadá es uno de los mejores países para vivir, está en constante crecimiento y necesitan gente para crecer como país. Las oportunidades son enormes.
Antes de irse de Argentina es importante hacer los chequeos médicos: siempre está bueno mudarse a otro país sabiendo que vas a necesitar algo urgente o llevarte cierta medicación. También es importante hacer los trámites de antecedentes penales. Otra cosa que recomiendo es dejar en Argentina una cuenta de banco abierta y, si tienen la posibilidad de tener una tarjeta de crédito, también ayuda.
El mejor momento para mudarse es durante la primavera, porque te da tiempo para acostumbrarse y adecuarte a la ciudad antes de que empiece el invierno. En Vancouver el invierno no es tan duro como en otras partes de Canadá, pero igual es un frío al que tenés que acostumbrarte y puede que se dificulte un poco más con la mudanza.
-Hablando del clima, ¿pudiste adaptarte al cambio climático?
-El primer año fue difícil, más que nada porque hay un mes que llueve todos los días y se torna un poco molesto. Pero después te acostumbras y ya sabés que durante octubre y noviembre el paraguas va a ser tu mejor amigo. El frío no se siente tanto y te acostumbrás. Por ejemplo, me pasa que hablo con mi familia y les digo “está lindo ahora” y hace 5°, allá eso es mucho frío. En verano puede llegar a los 25° y me parece muchísimo calor, cuando en Buenos Aires es la temperatura «ideal».
¿Cómo es el estilo de vida en Vancouver?
Alan nos comenta cómo es vivir en esta ciudad canadiense y nos aporta datos valiosos sobre sueldo, alojamiento, servicios, alimentación y ocio.
- Alojamiento: “un alquiler promedio esta 1500 CAD. Podés conseguir más barato si vivís en una casa con roomates y comparten los gastos. Así, una habitación puede costar entre 800 y 900 CAD. El sitio para buscar alojamiento es Craiglist, lo mejor es buscarlo desde Argentina, es un estrés que no querés sumar luego a toda la mudanza”.
- Servicios: “La electricidad es muy barata, porque se genera en la provincia y lo más importante es que es renovable. El 99% de la electricidad que se genera proviene de las represas hidroeléctricas. Por esta razón es que mucha gente tiene autos eléctricos y cargar el auto sale 20 dólares canadienses mensuales. Yo pagaba por un departamento de 2 ambientes 50 dólares de luz por bimestre. Tanto el gas como el agua están incluidos en las expensas, que las paga el dueño del departamento que uno alquila”.
- Sueldo y búsqueda laboral: “el sueldo mensual promedio es de 4 mil dólares canadienses después de sacar los impuestos. Para buscar trabajo, recomiendo Indeed. Si ya tenés visa de trabajo, podés ir buscando desde Argentina y coordinar entrevistas para cuando llegues acá”.
- Carreras más solicitadas: “Vancouver es un gran polo tecnológico, por lo que cualquier carrera relacionada con eso tiene salida laboral, más si uno es desarrollador. Otro polo grande es el audiovisual, si seguiste una carrera relacionada a los medios podés llegar a conseguir trabajo fácil también”.
- Cursos: “Está bien visto la iniciativa personal de querer aprender más todo el tiempo. En mi caso, como parte de mi desarrollo profesional –más en una empresa de tecnología- hablé con mis jefes y realicé cursos específicos en base a las metas que se querían alcanzar”.
- Alimentación: “los gastos de supermercado dependen mucho de la dieta de cada uno, pero por ejemplo el kilo de pechugas de pollo está 12 CAD, una botella de leche de 4 litros está 4 CAD y el kilo de verduras está en promedio 5/6 CAD”.
- Comer afuera: “al ser una ciudad turística tenés los típicos restaurantes en donde el plato sale 30 CAD, pero también tenés lugares donde comés bien por 15 CAD. No es prohibitivo salir a comer afuera, uno puede salir una vez por semana seguro con un sueldo promedio”.
- Ocio: “lo bueno que tiene la ciudad es que tiene muchas actividades que podés hacer al aire libre gratis, actividades en los parques, montañas, etc.”.
Un comentario
Hola Jesica. Me llamo Patricia y soy de Buenos Aires. Vivo en Vancouver hace ya 34 años. Inmigré acá con mi fila cuando tenia 17.
Soy profesional. Tengo dos hijos de 19 y 20.
Me encanto leer tu blog.
Una gran parte de mi corazón siempre se quedó en Bs As y hasta el día de hoy le dejó con ganas de conectarme con otras mujeres argentinas. Me encantaría tener oportunidades de firme un grupo de mujeres argentinas que viven en Vancouver. Nunca lo hice. Pero estoy entrando en una etapa en mi vida donde los hijos se va para la universidad y me toca más tiempo para mi.
Anyways, comunícate si te interesa la idea.
Gracias!
Patricia