Es psicóloga, decidió emigrar a México y vivió la experiencia de trabajar con mujeres campesinas en las montañas de Chiapas

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Luján es psicóloga y durante 20 años vivió en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Hace un poco más de un año, decidió emigrar a México y su vida tuvo un giro de 360°.

En esta entrevista para Vivir Afuera, nos cuenta cómo fue el paso de vivir en la gran ciudad argentina a emigrar a México y vivir en un pequeño pueblito mexicano con vista al mar.

¿Cómo surgió la idea de emigrar a México?

Actualmente, estoy viviendo en Puerto Escondido. Es un pueblito al sur de México, parte del estado de Oaxaca. Llegué hace un año y unos tres o cuatro meses pero la búsqueda por venir comenzó varios años antes.

En 2018, tuve la oportunidad de estar tres meses aquí. Hice un montón de recorridos turísticos. Le dediqué como un mes a recorrer la Riviera Maya y el caribe mexicano. Fui a las ruinas y conocí otras ciudades. La ciudad de Oaxaca es bien distinta a Puerto Escondido aunque estén en el mismo estado, incluso cambia el clima. 

Es psicóloga, decidió emigrar a México y vivió la experiencia de trabajar con mujeres campesinas en las montañas de Chiapas
Es psicóloga, decidió emigrar a México y vivió la experiencia de trabajar con mujeres campesinas en las montañas de Chiapas.

Pero lo que me hizo querer volver fue una experiencia única que tuve. Pude formar parte y presenciar el Primer Encuentro Internacional Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan. Había mujeres de todo el mundo. En total, éramos más de ocho mil. Estuvimos durante tres días, en el medio de la montaña, pensándonos de forma individual y entre nosotras. 

Esa experiencia me cambió la vida para siempre. Desde ese momento y hasta que logré emigrar a México siempre estuvo en mi mente. Apareció en mí la necesidad de cambiar algunas cuestiones de mi vida.

Yo estaba viviendo y trabajando en Buenos Aires. Estaba muy bien, muy cómoda. Soy psicóloga y desarrollé toda mi práctica en el ámbito comunitario. Hacía más de 12 años que trabajaba en el sector, en asentamientos, en villas, trabajando con grupos, acompañando mujeres en situación de violencia, de abusos, violaciones. 

Era un trabajo que me encantaba hacer, de hecho me sigue gustando hacerlo. Pero había llegado a un punto donde no me resultaba un desafío. Había logrado un montón de cosas, había aprendido un montón de otras y necesitaba un cambio en mi vida. Con esa idea decidí emigrar a México. 

¿Cómo fueron los primeros meses?

Al principio pensaba emigrar a México más temporalmente, venir un año a compartir experiencias, a trabajar con mujeres campesinas en las montañas de Chiapas. Con esa idea en mente, llegué a Chiapas en enero del 2020.

Pude emigrar a México con una visa de turista que duraba 6 meses. Por la situación del COVID, se renovó automáticamente y pude quedarme otros 6 meses sin problema. Cuando se me venció, salí del país para ir a Guatemala y volver a ingresar a México con otro visado de turista. 

Al llegar, vivía en Junax, un centro de voluntarios y voluntarias, nacionales e internacionales, ubicado en San Cristóbal de las Casas. En ese centro vivíamos aproximadamente unas 30 personas de diferentes lugares, la gran mayoría eran europeas.

El nombre “junax” significa “juntos”. A través de ese lugar me contactaron desde una organización de mujeres que se llama Mujeres de Maíz. La organización trabaja en siete comunidades de Chiapas, en los Altos, en la Selva y en el centro también. 

Así empecé a trabajar con mujeres campesinas. Iba dos o tres veces por semana a la montaña a más o menos una hora de donde estaba viviendo. Hacíamos talleres y ellas querían aprender a hablar español. Son mujeres artesanas, venden sus artesanías pero la gran mayoría habla en tzotzil. Había muy poquitas personas que sí hablaban español. Conmigo trabajaron un poco de alfabetización, todas mujeres adultas. 

La segunda parte del taller involucraba hablar de nosotras. Así surgió otra idea, la de trabajar desde la ginecología natural. Era importante tomar en cuenta todo lo que nos proveía la comunidad para la temática. A la montaña pude ir solo hasta marzo, debido a la llegada del coronavirus, pero seguimos trabajando de manera remota hasta junio.

¿Cómo llegaste a Puerto Escondido, México?

En junio, empecé a notar que la situación no cambiaba. En San Cristóbal era temporada de lluvia, yo estaba en mi casa todo el día, hacía un podcast desde casa y trabajaba todo desde ahí, me sentía muy encerrada.

Decidí tomarme un tiempito y viajar a Puerto Escondido. Es un lugar que yo amo y que ya conocía. Tenía algunas amigas que vivían acá. Me vine con la idea de estar dos o tres meses y pasar acá el verano… pero el verano se estiró hasta el día de hoy y sigo acá desde que llegué en junio del 2020.

Al principio fue súper raro porque mi idea no incluía trabajar. Siempre relacioné la playa con un trabajo de vender empanadas, artesanías, nunca pensé que iba a poder desarrollar mi profesión en un lugar tan paradisíaco como es Puerto Escondido. Mientras respondo estas preguntas estoy sentada mirando el mar desde mi cocina. Es tan, tan, tan el paraíso que nunca pensé que iba a poder llegar a trabajar. 

Cuando llegué hice un voluntariado en un hostal. Allí trabajaba cuatro horas por día a cambio de no pagar renta y vivir en un hotel frente al mar. Mientras tanto, me daba tiempo para ver qué hacía de mi vida. Luego, se dió la posibilidad de rentar un cuarto con una amiga utilizando mis ahorros. 

De a poco, empecé a atender pacientes. Primero de forma virtual y luego, como las medidas en México no tienen grandes restricciones en el pueblo donde estoy, empecé a atender de forma presencial. Al día de hoy vivo de la Psicología, es mi forma de ganarme la vida.

El mayor inconveniente es que estoy trabajando de forma totalmente clandestina. Para trabajar acá debería tener una visa de trabajo. Actualmente no la tengo porque para obtenerla debería, entre otros trámites, tener avalada mi matrícula de psicóloga en México. Con la situación de la pandemia, la burocracia es aún más compleja que en un momento común. Así que por el momento estoy trabajando de forma ilegal.

¿Cómo es la vida en Pueblo Escondido, México?

En este pueblo la vida es muy tranquila. Es un lugar con muchísima naturaleza pero también tiene cines, centros culturales, actividades callejeras y mucha vida nocturna. Hay muchas fiestas y bares abiertos que no se modificaron por la pandemia. Hay mucha vida para el turista.

Es la capital nacional del surf, así que todas las actividades pasan por el mar. Yo no hago ninguna actividad acuática, pero no por eso dejo de disfrutar. En mi tiempo de ocio me gusta leer, tomar mate y bajar a la playa a estar en el sol. 

El clima anual tiene una temperatura promedio de más o menos 36°C. Hay días que hace 40°C y otros que hace 30°C, pero en general es un verano eterno. Julio y agosto son meses de mucha lluvia, hay sismos y huracanes también. Las lluvias son esas que llueve muchísimo y al ratito sale el sol. Luego de julio y agosto, casi que no llueve más durante todo el año.

¿Qué te sorprendió al emigrar a México?

Tenía el prejuicio de que en México eran muy conservadores y muy machistas, y lo confirmé. Incluso a veces si escuchás a mujeres jóvenes se puede notar que hay un discurso machista muy fuerte. Es muy difícil desterrar algunas prácticas y algunas culturas respecto a esto. 

También veo que hay mucha corrupción, es un país manejado por los carteles. Lo que me sorprendió al emigrar a México es que nadie se esconde por eso. La policía es una de las instituciones más corruptas y es impresionante ver con la impunidad que se manejan en la calle a la vista de todo el mundo. 

¿Extrañas algo de tu vida en Argentina?

Puede sonar raro, pero lo que más extraño de Argentina es el zapallo anco o la calabaza. Acá existe la calabaza como las de Halloween, pero no el estilo que hay en Argentina. El zapallo anco era la base de todas mis comidas y no es lo mismo. 

Más allá de eso, diría que no extraño absolutamente nada. Con la tecnología tengo mucho contacto con mi gente de Buenos Aires. También la pandemia y la cuarentena hicieron que la situación fuera muy extraña para todo el mundo y que hubiera mucha gente disponible al teléfono, entonces como que no sentí grandes diferencias por estar en otro lugar del mundo. 

Me siento muy feliz viviendo acá. Estoy muy contenta con mi elección de vida entonces también me resulta muy grato compartirlo.  Por supuesto que me gustaría que mi familia o mis más cercanos vengan acá a tomar un mate conmigo, pero yo no me iría a Argentina a tomar uno con ellos. No extraño a nada, ni a nadie…. salvo el zapallo.

¿Volverías a emigrar a México? ¿Y a otros países?

No sé si querría o no querría probar otros países o ciudades. A mi me gusta mucho viajar. Viajé por muchos lugares pero este fue el único que pensé: “quiero emigrar a México”. Decidí muy consciente que quería venir y vivir al menos por un año. 

Creo que sí me gustaría ir a otro lado, pero la verdad no lo sé porque de momento estoy tan, tan, tan bien acá que no lo pienso. Además, creo que todavía hace relativamente poco que estoy y es muy pronto para repetir. Sí me gustaría instalarme y estar legalmente en México para poder moverme tranquila. 

Si tuviera que volver a hacerlo, lo haría todo tal cual. Fue un gran desaprendizaje y aprendizaje el hecho de reducir toda mi vida a dos mochilas para emigrar a México. 

Creo que dejé e hice el duelo de un montón de cosas antes de emigrar a México. No me quedaron muchas cosas en el tintero y así como lo hice me siento bien, me siento cómoda y me siento contenida.

Lo que sí me diría es “tráete algunos elementos de cocina”. Mi wok o cosas que dejé en Argentina y que extraño un poco, pero igualmente son todas cosas materiales que puedo volver a comprar.

El único consejo que me daría es tener fe en mí y recordarme que todo va a estar bien. 

Autor

Barbie Castoldi

De Bahía Blanca, Argentina. Buscadora serial de similitudes y diferencias entre cultural. Interesada por descubrir destinos y degustar sus mejores postres veganos.

Un comentario

  1. Muchas Gracias Luján Ricciardi es mi hija, siento mucho orgullo por todo lo que hace, y darle la libertad para que busque el camino que la haga Feliz

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