Cómo es emigrar a Estocolmo, Suecia: la historia de Victoria

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¿Te interesa conocer mejor los países nórdicos? Victoria nos cuenta cómo fue emigrar a Estocolmo desde Argentina. 

Seguí leyendo para conocer su historia y tener información de primera mano sobre cómo podés cumplir tu sueño de vivir afuera.


Hace un poco más de cuatro años, con Juan, mi pareja, decidimos emigrar a Estocolmo, Suecia. La idea era venir por dos años y volver pero nos gustó y decidimos quedarnos indefinidamente.

Unos años antes, ya habíamos pensado en emigrar en algún momento pero la verdad estábamos los dos súper bien en Argentina y no veíamos la necesidad de ir a vivir a otro país. Finalmente, llegó una oportunidad que me interesó y viajé sola a una entrevista en Estocolmo. Con la oferta laboral en la mano y habiendo visto la ciudad solo por tres días, decidimos probar y venir unos años. La idea original era vivir en un país distinto, emigrar a Estocolmo, viajar por Europa y luego volver a Argentina.

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Emigrar a Estocolmo: los trámites y la mudanza

En cuanto a los visados, no tuvimos que solicitarlos porque tenemos ciudadanía europea. Simplemente nos anotamos en la Agencia de Impuestos sueca, donde nos asignaron un Número de Persona. Este número lo necesitas para hacer cualquier trámite (contratar internet, línea de celular, abrir cuenta en un banco, entre otros). 

Para que te den el Número de Persona no basta con ser ciudadano europeo. Además, tienes que tener «derecho a residencia». Por ejemplo, tener un empleo (mi caso) o estar casado o ser conviviente de alguien que tiene derecho a residencia (el caso de Juan). Sin este número, no puedes residir más de 90 días en Suecia. Tampoco estás cubierto por el sistema de salud sueco.

Si bien la cuestión administrativa fue bastante sencilla por tener ciudadanía europea y viajar con una oferta laboral, hubo dos partes de la mudanza que fueron las más complejas. 

Emigrar a Estocolmo con animales

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La primera cuestión que tuvimos que pensar para la mudanza y para emigrar a Estocolmo fue cómo viajar con nuestro gato. Lo primero que había que hacer era revisar el listado de países declarados “libres de rabia” por la OMS. Argentina se encontraba allí, lo que hizo el proceso mucho más sencillo. 

Antes del viaje, nos acercamos a una veterinaria para que le pongan un chip. Una vez colocado, hay que darle la vacuna de la rabia. La vacunación tiene que ser posterior al chip porque en el certificado debe figurar su número identificatorio. Tuvimos que hacer solo una visita más al veterinario, unos días antes del viaje, para que realice un chequeo general y un certificado de buena salud.

Finalmente, fuimos al Senasa para hacer los papeles más específicos para viajar a Europa. Estos tienen un período de validez bastante acotado, por lo que no se pueden hacer con mucha anticipación. El mismo día del viaje pasamos una vez más por Senasa, directamente en el aeropuerto de Ezeiza, para un control final. 

Aunque se tengan todos los papeles, no se puede viajar con animales sin antes hablar con la aerolínea. Tuvimos que “sacarle” un pasaje a nuestro gato. Había dos opciones: que viaje en cabina o en bodega. No son muchas las aerolíneas que permiten el viaje de animales en la cabina. Incluso las que lo permiten suelen tener límites de peso (que pueden incluir o no la transportadora). Nosotros queríamos que viaje en cabina, para tener mayor tranquilidad. 

Si hay una escala en el viaje, el animal la hará en algún lugar del aeropuerto reservado para este fin. Allí, le darán agua y comida; algunas aerolíneas incluso ofrecen como servicio enviarte una fotografía. Al llegar, solo tuvimos que presentar los papeles que nos habían dado en la Aduana argentina. 

Cómo conseguir un alquiler en Estocolmo

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La segunda cuestión que complejizó nuestra mudanza a Suecia fue conseguir un alquiler. En Suecia, el tema del alquiler es bastante especial. Es muy difícil conseguir uno y, además, son bastante caros. En líneas generales, hay dos tipos de alquileres

Por un lado, existen alquileres que se llaman de primera mano. Estos alquileres son en edificios que construye el Estado para proveer vivienda a la gente que no puede acceder a comprar una. Tiene precios muy competitivos y puedes quedarte el tiempo que quieras. Incluso si te fueras temporalmente a otro país está permitido subalquilar el departamento por un tiempo reducido (al costo, no lo puedes utilizar para generar dinero). Lamentablemente, estos alquileres son escasos. Para acceder a uno tienes que anotarte y esperar. Los tiempos de espera son varios años. Para conseguir en el centro de Estocolmo, se estima que tendrías que estar 20 años en la cola. 

Por otro lado, están los alquileres de segunda mano. Estos alquileres son de personas que tienen un alquiler de primera mano y los subalquila o alquileres regulares de dueños de algún inmueble. En ambos casos, el contrato puede durar como máximo un año y puede ser renovado una única vez. Es decir, nunca puedes estar en un mismo inmueble por más de dos años. Esto se debe a las reglamentaciones de los consorcios en Suecia. Además, hay mucha competencia para alquilar y mucho se mueve por contactos. 

La mayoría de los alquileres de segunda mano vienen amueblados debido a lo breves que son los contratos. La cantidad de cosas dependerá del inmueble, pero hay básicos (como una cama, una mesa y un juego de sillas) que siempre están cubiertos. Hay algunos lugares que hasta incluyen la vajilla, las toallas y las sábanas. 

Sumado a todo esto, nosotros necesitábamos un departamento que acepte animales. En general, los que permitían gatos y perros venían sin amueblar. Lo que sí incluían era los electrodomésticos. Era muy extraño encontrar algún inmueble que no se alquile con heladera, microondas o lavavajillas. Me sorprendió muchísimo ver cómo había tantos departamentos con lavavajillas pero sin lavarropas. 

Como la situación para alquilar es tan compleja, es normal que las empresas que contratan personas extranjeras ofrezcan asistencia para conseguir el primer alquiler. Por suerte, mi contrato incluía ayuda en la mudanza. El primer tiempo nos alojamos en un departamento temporario. Luego, una agencia nos ayudó a conseguir un alquiler definitivo y la empresa nos hizo de garante para la firma del alquiler. Alquilamos sin amueblar, lo que no fue un problema gracias al gigante de Suecia: IKEA, donde conseguimos muebles lindos y baratos. 

¿Cómo son los costos en Estocolmo?

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En Suecia, y especialmente en Estocolmo, todo es caro. El alcohol, por ejemplo, es muy caro y aún más en bares y restaurantes. Tomar una copa de vino en una salida es prohibitivo: un vino —y uno no muy bueno— no sale menos de 10 euros.

Si quieres comprar para tomar en tu casa tienes que ir a Systembolaget, el monopolio estatal del alcohol, porque en los supermercados solo tienen cerveza baja en alcohol. Systembolaget, además de tener precios elevados, tiene horarios acotados. En la semana, abren de 10 a 20 horas, aunque varios cierran más temprano alrededor de las 18 o 19 horas. En el fin de semana, solo abren los días sábado de 10 a 15 horas. No hay promociones, ni música que incentive a comprar más, ni venden bebidas ya frías, ni te venden si estás alcoholizado. Todas son medidas para incentivar la baja del consumo de alcohol. 

En los supermercados hay buenas ofertas, sobre todo en productos cercanos a su fecha de vencimiento. La carne, la fruta y la verdura suele ser bastante cara. Los quesos son uno de los productos que, en relación a los de Argentina, son mucho más baratos.

El transporte es excelente pero carísimo. Un pase mensual sale 950 SEK (111 USD) y 640 SEK (75 USD) para estudiantes y jubilados y un viaje simple sale 38 SEK (4.45 USD).

¿Cómo es la vida en Estocolmo?

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La vida es muy tranquila, son muy tempraneros. Almuerzan a las 12 del mediodía. Luego toman la fika que es similar a nuestra merienda. Es una pausa para tomar un café, muy común en las oficinas, se juntan todos a tomar un café y a comer un kanelbulle —la versión sueca del roll de canela—. Cenan temprano, alrededor de las 18 horas. 

Valoran mucho su tiempo libre. Las jornadas laborales no son imposiblemente largas como en otros países y, por ley, todos tienen cinco semanas de vacaciones al año, con posibilidades de tomarse 3 o 4 seguidas durante los meses de verano. Incluso, algunas empresas ofrecen una sexta semana de vacaciones como beneficio. 

La licencia por maternidad y paternidad paga es de un año en total por hijo. Por ley, el hombre debe tomarse al menos tres meses. Si no los toma, el Estado no paga la licencia. Se incentiva a las parejas a tratar de que dividan su tiempo lo más cercano posible a 50/50. Todos los padres se toman la licencia y se encargan de sus hijos. Algo que me llamo la atención al emigrar a Estocolmo es que en la ciudad ves por todos lados padres solos paseando con cochecito en horario laboral, cosa que no recuerdo en Argentina. Incluso los gerentes se toman la licencia, nadie está por encima, lo más importante es la familia.

Yo vine con trabajo pero Juan consiguió llegar. Al principio es difícil encontrar trabajo. Hace un año se cambió al segundo trabajo y resultó mucho más fácil porque ya había trabajado en una empresa sueca. En Estocolmo, todo el mundo —absolutamente todo el mundo— habla inglés. Dependiendo del rubro, se puede llegar a trabajar en inglés. Sin embargo, para la mayoría de los trabajos hay que hablar sueco y eso es una barrera para mucha gente. En especial las parejas de la gente que viene con trabajo suelen tener que estudiar sueco varios años hasta conseguir un trabajo.

¿Qué lugares conociste?

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Al principio, y cuando vino de visita la familia, hicimos todos las cosas clásicas del turista que acaba de emigrar a Estocolmo. Recorrimos la ciudad y los alrededores, el casco viejo, los palacios, los museos, los canales, los castillos y los parques. Después fuimos en verano a Gotland, que es una isla en el medio del Baltico (de ahí las fotos de las piedras). También fuimos a Kiruna, ¡arriba del círculo polar ártico! Donde la nieve llega hasta la rodilla y pudimos ver las auroras boreales. Hoy en día estamos aprovechando más para pasear en las distintas reservas y parques naturales que hay por acá y siempre que podemos (en verano) vamos al archipiélago de Estocolmo.

Algo que me sorprendió mucho de Suecia es el acceso que tienes a la naturaleza. Estocolmo es un tercio agua, un tercio parque y solo el tercio restante son construcciones. No hay que caminar mucho para llegar al parque, lago o bosque más cercano. A la mayoría de las reservas puedes llegar fácilmente en transporte público.

¿Qué extrañarías de Suecia?

Si me fuera de Suecia creo que una de las cosas que más extrañaría es que el trato igualitario, que me traten igual que a los hombres. También el respeto por las personas, por su tiempo libre y por su vida privada. Por supuesto, también extrañaría poder tomarme un subte y llegar a una reserva con bosque y lago.

¿Volverías a emigrar a Estocolmo?

Sí, volvería a emigrar a Estocolmo. Creo que lo que cambiaría es la fecha de viaje. Me mudé en pleno invierno y en diciembre los días son muy cortos. En Estocolmo, el sol se pone alrededor de las dos y media de la tarde. Fue un golpe muy fuerte los primeros meses. Por suerte, se equilibra con los meses de verano, cuando casi no hay noche.

Autor

Barbie Castoldi

De Bahía Blanca, Argentina. Buscadora serial de similitudes y diferencias entre cultural. Interesada por descubrir destinos y degustar sus mejores postres veganos.

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