Candela es argentina y en el 2019 decidió emigrar a Estados Unidos como Au Pair. Su experiencia duró casi dos años y hoy nos cuenta un poco cómo fue su estadía en esta entrevista para Vivir Afuera.
En mayo de 2019 pude emigrar a Estados Unidos como Au Pair y volví a la Argentina en febrero de 2021.
Al principio, estuve viviendo en California, por más o menos un mes y medio. Después me mudé a Nueva York y ahí viví por el resto de mi estadía. En total, mi experiencia de emigrar a Estados Unidos como Au Pair duró un año y nueve meses.
¿Qué significa emigrar a Estados Unidos como Au Pair?
Una Au Pair, para explicar más o menos, es como una niñera que vive en la casa de la familia de los niños que cuida. Obviamente, esto me permitió ganar mi plata y viajar, conocer y estudiar.
Dependiendo la cantidad de meses que te quedes en Estados Unidos, tenés que hacer cierta cantidad de créditos como requisito. El primer año fueron 6 créditos, alrededor de 72 horas de clases. Cuatro de esos seis totales los obtuve haciendo un curso que consistía en elegir un lugar (yo elegí Washington) y te llevaban a conocerlo, hacer un tour y te enseñaban la historia. Los créditos restantes los obtuve con un curso de preparación para el examen TOEFL.
La familia tiene la obligación de pagarte hasta 500 USD de estudios. Hay familias que, si contratás cursos más caros, se ofrecen a pagarte la diferencia también.
La verdad es que emigrar a Estados Unidos como Au Pair no era algo que tuviera pensado, ni siquiera sabía que existía algo así hasta que una amiga se fue como Au Pair a Alemania. Cuando ella me comentó lo que iba a hacer, decidí ponerme a investigar. Hacía poco que yo había dejado Ingeniería Industrial, la carrera universitaria que estaba haciendo. Estaba media perdida, entonces decidí ¿por qué no?
Empecé a investigar cómo emigrar a Estados Unidos como Au Pair, las empresas, los trámites que necesitaba y cosas por el estilo. Más o menos medio año después ya estaba viajando para empezar mi experiencia.
Probablemente, es una de las mejores decisiones que tomé. Y, aunque hubo altos, bajos y una pandemia de por medio, la pasé muy bien y súper recomiendo la experiencia.
¿Cómo fue el proceso para emigrar a Estados Unidos como Au Pair?
Llegar a mi nuevo hogar fue bastante rápido. Tuve que sacar pasaporte y visa, porque no tenía ninguno de los dos, pero incluso así no fue un proceso difícil. A veces mi familia me dice que quizás hasta fue demasiado rápido. En 6 meses, ya tenía todo.
Además del pasaporte y la visa, tuve que sacar la licencia de conducir. No solo tuve que sacar la local sino también una internacional.
Yo contraté a una empresa y ellos me guiaron en todo el proceso, no tuve que hacer nada sola. Tuve mucha suerte en ese sentido porque si lo hubiera hecho sola quizás me hubiera perdido más.
Estaba muy ansiosa, era mi primera vez viajando al exterior. No sabía bien qué tenía o no tenía que llevar. Compré muchos regalos, traje muchas cosas que no me sirvieron y mucha ropa que no usé.
Una vez que ya estaba allá, lo único que tuve que sacar, después de estar un año viviendo en Nueva York, fue una licencia de conducir de Nueva York. Ese fue el único trámite grande que tuve que hacer después de emigrar a Estados Unidos como Au Pair.
¿Por qué el cambio de California a Nueva York?
Tuve que cambiar de familia por algo que se llama rematch. Ese es el nombre del proceso cuando buscás una familia nueva, que puede suceder por distintos motivos. Puede ser que la familia con la que estés se baje del programa, que los niños que cuidabas ya no necesitan niñera o por otras razones.
En mi caso, fue porque no tuve buena relación con la familia desde el día uno. Al mes y medio, decidimos que ellos busquen una nueva Au Pair y yo una nueva casa. Ahí inicié todo el proceso de nuevo hasta llegar a otra familia en Nueva York, y con ellos viví hasta febrero de 2021. La verdad que fue una buena decisión, en especial porque luego pasé la parte más intensa de la pandemia con esa familia y no hubiera sido lo mismo en California.
¿Cómo era tu vida cotidiana en Nueva York?
En el día a día tenía un horario de trabajo, que a veces podía variar. Después de ese horario, yo hacía lo que quería. Tenía disponible para usar el auto de la familia y podía ir a tomar un helado con mis amigas o ir a pasear.
Todos los fines de semana tomaba un tren y me iba para Manhattan Visitaba Times Square, Grand Central, Bryant Park, hay muchos parques para conocer. También había muchas cafeterías, estilo Starbucks, salíamos a tomar un cafecito y nos sentábamos en el parque.
Los locales, al menos antes de la pandemia, cerraban muy tarde. Hay un montón de cosas y actividades de ocio para hacer, hay desde lugares para hacer ejercicio hasta parques de diversiones. A veces también íbamos a la playa. Hay cosas caras, como en todos lados, pero en comparación con los salarios creo que están bastante bien.
Lo que sí, el clima era muy extremo. En invierno nieva y hace mucho frío, hasta -20°C. Y en verano los días son de muchísimo calor. Está muy marcada la diferencia entre las estaciones.
Como yo tenía mi sueldo, podía viajar y conocer otros lugares. Aunque quizá, por diferentes razones, no viaje tanto como me hubiera gustado. Uno de mis lugares favoritos fue Washington D.C., por algo es la capital del país. Está lleno de historia y monumentos, y de cosas que solo he visto en películas. No voy a negar haber lagrimeado un poco al conocer ciertos lugares porque siempre fue mi sueño estar en Estados Unidos.
¿Hubo algo que te sorprenda de la ciudad?
Me sorprendió la seguridad. Acá yo estaba acostumbrada a avisar todo, cuando llegaba o salía de un lugar. Allá he salido a caminar a las tres o cuatro de la mañana y no pasaba nada, en especial en los suburbios que es más tranquilo.
Como es una ciudad muy grande, en el centro de la ciudad hay muchas personas en situación de calle, pidiendo o durmiendo en la calle. Eso me sorprendió mucho, más que nada porque si bien yo vivo en una ciudad no es tan grande ni estaba tan acostumbrada y me sorprendió ver que para los estadounidenses era algo que estaba tan naturalizado.
El mito de que los estadounidenses son fríos lo confirmé. No diría que son fríos o insensibles, pero sí que te dan cariño “hasta ahí” o tienen otra forma de demostrarlo. En especial no son tan afectivos físicamente, mientras menos se toquen mejor. Son afectivos pero “a la distancia”.
¿Qué cosas extrañas de tu experiencia?
Extraño algunas comidas, es muy, muy fácil comer cosas de alrededor del mundo, de otras culturas, ¡extraño mucho la comida china!
También extraño lo fácil que es conseguir todo, con un click lo tenés en tu casa (y no te cobran impuestos hasta por respirar), tenés marcas de todo el mundo y mil opciones para comprar.
Obvio, también extraño viajar y conocer un país completamente nuevo y diferente. Así como también la independencia que viene con esta experiencia. Estudiar en universidades de Estados Unidos y manejar por la ciudad con total libertad es un sentimiento hermoso.
¿Volverías a emigrar a Estados Unidos como Au Pair?
Me encantaría volver a emigrar. Está en mis planes ir a algún país de Europa el año que viene. Me gustaría postularme a alguna visa de Working Holidays. No sé si volvería a emigrar a Estados Unidos como Au Pair de vuelta. Fue una muy linda experiencia y me gustó mucho, no lo volvería a hacer en lo inmediato. Quizás en un futuro sí, no lo descarto, pero me gustaría que si vuelvo a emigrar sea con algún otro propósito.
Si lo volviera hacer, me daría como consejo no conformarme con las cosas que no me gustan. Se confunden un poco los límites entre jefe-familia y los nenes. A veces hay situaciones en las que terminaba diciendo que sí a cosas que no estaba tan cómoda o que no quería pero aceptaba de todos modos para no quedar mal con la familia, no ofender o no dar una mala impresión. Es importante dejar en claro lo que una quiere y no quiere, hay que poner las cartas sobre la mesa.
Durante mi viaje tuve la mala suerte que justo me agarró la pandemia, y no lo pude disfrutar al 100% como yo hubiera querido. Yo decidí emigrar a Estados Unidos como Au Pair como para probar la experiencia, pero me abrió un mundo nuevo y tengo muchas ganas de volver a viajar. Se volvió un nuevo sueño.
