Luz nació y vivió toda su vida en Buenos Aires, la capital argentina. A los 27 años su vida dio un giro de 180° cuando decidió conocer Nueva Zelanda.
En esta nota para Vivir Afuera, Luz nos cuenta cómo comenzó su aventura viajera que la llevó de paseo por Oceanía, Asia, Europa, para volver a América y luego asentarse por unos años en Australia.
¿Cómo surgió la idea de conocer Nueva Zelanda?
Siempre me gustó viajar, viajé bastante por Latinoamérica. Antes de partir para conocer Nueva Zelanda ya había recorrido países como Bolivia, Perú, Brasil, Ecuador, México y Cuba. Tengo una gran ventaja y es que mi hermano trabaja para una aerolínea, entonces tengo la facilidad de conseguir boletos más baratos.
La idea de conocer Nueva Zelanda surgió de la experiencia de una amiga. Ella se había postulado y logró obtener a una Working Holiday de Nueva Zelanda. Mi amiga estaba fascinada, me dijo que la tenía que hacer, que estaba buenísima.
¿Cómo fue el proceso para solicitar la visa?
La Working Holiday Visa Nueva Zelanda es muy difícil de sacar. Cuando yo la solicité había un total de 1000 visas. La postulación se abría en un día y horario determinado. Obtener el cupo era básicamente por orden de llegada… y yo tuve la mala suerte de que en el horario que se abrían las postulaciones estaba rindiendo un examen. Para la hora que yo podía conectarme para la postulación ya no iban a quedar más cupos.
Por suerte, una amiga pudo solicitarle en mi lugar para registrar mis datos en el horario que se abría. La dificultad no era solo por la gran cantidad de solicitantes en comparación a la poca cantidad de cupos. Además, la página de postulación se colgaba y lo hacía muy difícil. Era una cuestión de bastante suerte, tenías que poder llenar el cuestionario rápido sin atrasos en la página.
Todo salió como habíamos planeado y conseguí mi Working Holiday Visa Nueva Zelanda. Una vez que se procesó mi solicitud inicial, tuve que mandar una radiografía de tórax y después de eso me confirmaron la aprobación. Otra amiga que también la intentó sacar no pudo conseguirla.
Mi idea original era irme seis meses. Yo estaba trabajando en un banco y la verdad estaba bastante aburrida, era un trabajo de oficina. Estaba estudiando trabajo social. Pensé que me recibía, hacía seis meses la Working Holiday Visa Nueva Zelanda y me volvía a Argentina.
¿Cómo fue tu llegada a Nueva Zelanda?
Cuando me fui a conocer Nueva Zelanda, el avión me dejó en Auckland. Es la ciudad más grande e importante del país… pero la verdad es que me pareció bastante fea y aburrida. El clima no me gustó porque tiene muchas lluvias.
Rápido, me escapé de ahí y me fui a trabajar en los kiwis. La mayoría de los que viajan para conocer Nueva Zelanda con una Working Holiday Visa pasa en algún momento por el trabajo en el cultivo de kiwis.
A lo largo de los meses, trabajé en todas las etapas del proceso de producción de kiwis. Aprendí a hacer todo tipo de tareas. Conocí el kiwi desde que es una semillita hasta que se cosecha y se empaqueta en una línea de producción. En Nueva Zelanda tienen una variedad de kiwi amarillo, que es como mezcla con banana y realmente es riquísimo.
Una de las mejores cosas es que conocés gente de todos los países. En los empleos de las Working Holidays casi siempre trabajas con otros mochileros y mochileras. También ahorrás bastante plata, aunque no es sorpresa de nadie que el trabajo en el campo puede ser bastante duro.
Si piensan viajar a Oceanía para conocer Nueva Zelanda o Australia y trabajar en los cultivos, recomiendo que lo hagan en tierra neozelandesa. Casi todos los cultivos en Australia están en el suelo. Parece un detalle pero esto hace que la actividad sea muchísimo más dura que si están en altura (como los kiwis) por la cantidad de veces que tenés que agacharte.
Lo más difícil de la llegada fue el idioma. Viajé para conocer Nueva Zelanda pero no tenía un buen manejo del inglés. En el avión, conocí a tres argentinas y seguí hablando en español durante tres meses. Empecé a prestar más atención cuando hablaban inglés. Algo me acordaba de cuando era estudiante y tomaba mis clases de inglés. Un día me animé y me largué un poquito más a hablar, pero fue muy difícil.
Además, no solo pude conocer Nueva Zelanda sino que también pude manejar por primera vez. En Argentina nunca tuve auto, pero en mi viaje se dio la oportunidad y manejé tanto en Nueva Zelanda como en Australia.
¿Seguiste tu plan de viajar y conocer Nueva Zelanda que habías ideado en un principio?
No pasó ni cerca. Me fui a conocer Nueva Zelanda un par de meses pero terminé viviendo ahí durante un año y tres meses, más del doble de lo planeado. Cuando me fui del país, tampoco volví directamente a mi ciudad, ni a la Argentina. Hoy hace ya seis años que vivo afuera del país.
En Nueva Zelanda me había puesto de novia con un mexicano. Cuando decidimos que ya no queríamos vivir más tiempo en Nueva Zelanda, viajamos juntos por una parte importante de Asia. En ese tramo del viaje duró alrededor de seis meses y estuvimos en Camboya, Myanmar, Vietnam, Tailandia, Filipinas, Indonesia e India.
En Tailandia hice un curso de buceo que me salió muy barato, sobre todo comparado a los valores que después conocí en Australia. El curso entero me salió unos 200 dólares. Por ese mismo valor, en Airlie Beach apenas podés realizar un buceo de una hora.
Después buscamos otro lugar donde podríamos asentarnos, y elegimos ir a España. Nos instalamos en Málaga y la verdad es que la vida en España me desilusionó un poco… pero también es cierto que yo esperaba mucho del país. Soy trabajadora social y pensé que iba a poder ejercer mi profesión, pero no conseguí nada ni teniendo el idioma.
En España trabajé de niñera y como camarera en un restaurante sobre la playa. Pero el trabajo no era no que desilusionaba en sí, sino que me sentía muy diferente a todas las personas locales que conocí. Nos fuimos porque no sentíamos que fuera nuestro lugar y tampoco llegábamos a ahorrar todo lo que queríamos.
Estuvimos viviendo allí durante un año hasta que volvimos a Argentina por un mes. El siguiente destino fue Uruguay. Durante tres meses trabajamos en la playa. Vendíamos sándwiches de milanesa y tortilla española. La verdad es que, en términos económicos, nos fue re bien, ¡hasta ahorramos más que en España!
Nuestro tiempo en Uruguay terminó cuando pensamos en buscar una Working Holiday Visa para Australia. Entonces, una vez más, volvimos a Argentina.
¿Qué reflexionas hoy sobre tu recorrido por el mundo?
Hoy sigo viviendo en Australia. La experiencia más específica de este país la pueden conocer en otra nota. Durante muchos años compartí casa con un montón, montón de gente. Fueron experiencias hermosas, conocí personas de todos los países.
Hace un año y medio dejé la “vida de mochilera” porque ya quería tener mi casa, mi espacio… y mis estándares de limpieza. Aunque no pueda ahorrar tanto, era un cambio que necesitaba hacer.
Creo que “el problema” de viajar es que se vuelve una adicción. Pienso que me gustaría probar vivir en otros países de Latinoamérica. Quisiera quedarme un tiempo en México, en Colombia, en Costa Rica. Por ahora, el plan es hacer una primera parada Argentina y ver qué hago después.
Digo que es una adicción porque no sé si me puedo quedar en un mismo lugar por mucho tiempo. Una vez que empezás a salir de tu país descubrís que el mundo es tuyo. Yo ya siento que puedo vivir en cualquier lado del mundo.