Vivir en Rumania era una experiencia que Micaela no proyectaba en su futuro a corto plazo, al margen de que estuviera en pareja con una persona nacida allí. Sin embargo, la llegada de la pandemia dio vuelta los planes del mundo entero y los de ella no fueron la excepción.
Cuando las complicaciones económicas comenzaron a escalar en donde se encontraba, junto a su pareja decidieron radicarse en Rumania. Para ello, debió formalizar su compromiso para obtener la documentación legal que permitiera su estadía. En una entrevista con Vivir Afuera, nos cuenta cómo fue planificar su viaje, el proceso hasta obtener el permiso y cómo se ha acomodado a la vida en otro país relativamente nuevo para su experiencia.
¿Qué te encontrabas haciendo previo a este viaje en el que te instalaste en Rumania y cómo fue que empezaste a pensar en la idea de dejar el país?
Yo soy abogada. En Argentina vivía en la provincia de Buenos Aires, en la localidad de Tigre. Me encontraba trabajando y viajando todos los días desde Tigre hacia Capital Federal para ir a mi lugar de trabajo. En ese contexto, decido irme a un crucero de vacaciones y allí conocí a mi actual esposo. Era un crucero de siete días que recorría Argentina-Uruguay-Brasil. Después de ese crucero quedamos en contacto y planeamos otras vacaciones para conocernos mejor más adelante.
Yo hasta ese momento no me había planteado nunca la idea de dejar el país. Sí me había planteado la posibilidad de viajar para hacer algún posgrado o estudios en España por la similitud del idioma pero nunca lo concreté.
¿Cómo surgió la idea de radicarte en Rumania? ¿Conocías previamente?
No, no conocía Rumania. La idea de radicarnos en Rumania surgió después de haber emigrado a España. Viviendo con mi pareja que es de nacionalidad rumana, cuando la pandemia comenzó y nuestros trabajos se vieron complicados, evaluamos la idea de ir a vivir a Rumania. Antes solo había estado en el país como turista una semana en junio de 2019. En ese momento solo recorrí lo más turístico del destino en sí y luego me volví a Buenos Aires.
Yo me había quedado enamorada por lo lindo que es el país, sus paisajes, su cultura, su gente que es muy amable pero hasta entonces no me imaginaba la idea de venirme a vivir aquí.
¿Cómo fue el proceso para solicitar los permisos correspondientes para poder emigrar?
El proceso para solicitar mi permiso de residencia en Rumania surge como consecuencia del casamiento con mi pareja rumana. Una vez que estás casado con una persona de nacionalidad rumana, tenés que hacer un proceso ante un organismo público rumano que consiste en una etapa de presentar documentación; de demostrar que el matrimonio no sea fraude entonces nos hacen una entrevista; llenamos formularios.
Después tiene una segunda etapa que es que los oficiales públicos te vienen a visitar a tu casa para ver cómo vivís y en qué condiciones, cómo está la pareja tanto la extranjera como el nacional del país, e identificar si hubiera algo extraño como para sospechar de que se trata de un casamiento engañoso o algo por el estilo.
Luego de eso, en tres semanas salió mi residencia. La residencia que tengo es una residencia temporal por un año y luego se va renovando cada cinco años. Con esta documentación a mí me otorgan el derecho de trabajo. En la parte de atrás de mi residencia indica que yo tengo derecho a trabajar así que una vez que tuve mi residencia legal pude trabajar con los mismos derechos que cualquier ciudadano rumano aquí en Rumania.
¿Cómo describirías tu llegada a Rumania? ¿Expectativas, miedos, inseguridades? ¿Qué emociones generaba esta nueva experiencia?
La verdad es que sí. La primera vez que vine como turista no me pasó porque no sabía que iba a terminar viviendo aquí en un futuro. Pero sí esa vez me quedé impresionada y con muchas más ganas de seguir conociendo.
En cuanto vinimos con la intención de venir a vivir, la experiencia resultó ser muy diferente a la primera porque, si bien yo estaba encantada previamente con el país, me pasó que tuve mi primer y mayor choque cultural respecto al idioma. El idioma oficial acá es el rumano que es un idioma que se deriva del latín y tiene algunas palabritas parecidas al español, por lo que no es tan difícil de entender pero de todas maneras hasta el día de hoy no lo manejo 100% bien. Es la principal barrera con la que me encontré desde que llegué.
Las expectativas siempre fueron buenas porque este país me gustó desde el primer momento. Sobre miedos e inseguridades, justamente surgieron a raíz del idioma y de no poder entender todo a la perfección. Me daba miedo que no me entendieran, o sentía inseguridad ante ello. Yo con la familia de mi novio me comunico en inglés, hablamos entre nosotros en inglés. Con mi esposo hablamos español entre nosotros, y mi primer acercamiento con el idioma rumano fue a través de sobrinos que son chicos, en edad escolar, y no saben ni inglés ni español. Fueron de alguna manera mis maestros ‘naturales’ para que yo pueda incorporar mi rumano día a día.
¿Cómo es la vida en Rumania? ¿Cómo es el día a día en donde te encuentras actualmente?
Mi vida en Rumania es una vida muy tranquila. Yo no vivo en la capital del país, Bucarest, yo vivo en una ciudad que está a 60 km de allí. La ciudad donde vivo se llama Ploiesti. Es una ciudad tranquila, no con mucha vorágine. Mi día a día se centra en que de lunes a viernes tengo mi trabajo fijo, trabajo de manera remota desde mi casa redactando textos en inglés y en español para un sitio web de aquí de Rumania. La verdad que trabajo durante el día en eso y cuando puedo cuido a mis sobrinos teniendo en cuenta que tengo la comodidad de trabajar desde casa con la computadora.
¿Qué es lo que más te sorprende de la vida allá?
Lo que más me sorprende de la vida acá es la organización. Primero a nivel medioambiental, de reciclar los residuos. No solo en la ciudad hay una recicladora de residuos para clasificar los mismos según materiales, si no que el reciclaje también se hace a nivel doméstico. Cada una semana y pico pasa un camión que recolecta y nosotros tenemos una bolsa de cada color para ir separándolos.
Otra de las cosas que me sorprende es que hay mucho respeto al peatón en todo lo que es la vía pública. Quizás no así tanto en la capital, pero en otras ciudades donde no hay tanto tránsito y uno pone el pie en el cordón de la vereda con una actitud corporal como para cruzar y ya automáticamente los autos frenan para dejarte pasar.
En cuanto a la economía, me sorprende que no haya inflación. Los precios siguen exactamente igual desde hace cinco años y hasta me animo a decir más. Uno puede prever sus gastos no solo de un mes a otro si no que también se puede hacer una previsión anual que es algo grandioso. Los supermercados son inmensamente grandes y hay muchísima variedad de productos de lo que te imagines. Desde productos super específicos, hasta muchas marcas, formas y variedad de un mismo producto.
La seguridad es otro aspecto que me sorprende para bien. No hay un índice de delitos muy alto. Lo que pasa es solo hurtos, no violencia no asesinatos. Si pasa eso pasa rara vez y cuando pasa se conmociona todo el país por lo cual Rumania es un país completamente seguro. Al principio tenía prejuicio, de no saber cómo sería caminar de noche, de pensar si me pasaba algo, pero ya me relajé. De hecho, me pasó que me olvidé un par de anteojos en el banco de una plaza y a la media hora volví y seguían en el mismo lugar. Esas son cosas que me han sorprendido.
¿Qué podés contar respecto a los costos de vivir en Rumania?
Los costos de vida en Rumania son relativamente bajos. Los gastos de supermercado son alcanzables. No tiene mayores complicaciones. Así como también es bajo el costo de vida también es bajo el costo turístico. Por ejemplo, cualquier persona que tenga euros o dólares para venir a viajar por Rumania va a ver que es un país muy barato. Esto se debe a que Rumania tiene una moneda oficial que se llama Lei rumano. El tipo de cambio es 5 moneda oficial rumana igual a un euro; o 4 pesos de moneda rumana igual a un dólar. Eso hace que la economía sea barata para turistear y para la economía en general también.
De todas formas, hay que tener en cuenta que los sueldos en promedio están más o menos entre 600 y 700 euros que te alcanza para vivir acá holgadamente. Sin embargo, hay que tener en cuenta que como Rumania es parte de la Unión Europea, muchos rumanos eligen irse a trabajar afuera por un sueldo mínimo mucho más alto que el de Rumania. Pero eso no significa que dos personas con un trabajo full time en Rumania no puedan vivir bien y con capacidad de ahorro incluida.
En un supermercado, más o menos una compra promedio tiene un valor de entre 100 y 150 euros por persona mensual. En cuanto al alquiler, podés encontrar en Bucarest desde 300 euros un departamento de dos ambientes chico. Y en lo que sea entretenimiento o salir a comer afuera, depende mucho de la ciudad.
¿Cómo surge en todo este proceso la cuenta de @unaargentinaenrumania?
La cuenta de Instagram de Una argentina en Rumania surge principalmente con el objetivo de dar a conocer desde una cuenta pública qué es lo que me sorprende de la vida acá y cómo se ve la vida desde el otro lado del mundo. Es algo que principalmente hice para que vieran mi familia y amigos. Inició como algo muy privado pero luego fue tomando más relevancia y es una cuenta destinada a dar a conocer lo que es este país, cómo se vive, desde lo turístico, curiosidades, cultura, idioma, un poco de todo.
Esta cuenta sirve para dar a conocer el país a gente que no tenía idea cómo era Rumania, justamente como yo que no sabía y podía tener algún prejuicio al respecto. También tengo un canal de Youtube que se llama «¿Dónde nos despertamos hoy?«, que me permite poder hacer videos más largos para mostrar visitas a lugares turísticos, curiosidades del idioma.
La vida acá es muy linda. El nivel de vida es bueno, podés ahorrar, podés prever, la seguridad es buena, inflación no hay. A mi me sorprendió para bien desde que vine a vivir acá. Estoy muy contenta de poder mostrar cómo se vive. Los rumanos no son como el europeo promedio. No son personas frías, son personas cálidas, super solidarias. Nunca sentí ningún tipo de discriminación ni mucho menos, al contrario me han ayudado cuando me he perdido en ciertos lugares. Lo destaco porque en ese sentido son parecidos a los argentinos en cuanto a que son sociables, amigables y charlatanes.